miércoles, 23 de mayo de 2012

Breve historia de la abogacía

La abogacía es una de las profesiones más antiguas, y quizás por esto es que existan varias teorías sobre la historia de la abogacía como ejercicio de una profesión que intenta mantener la balanza de la justicia equilibrada.



La mayoría de los historiadores coinciden en que se toma la figura de abogado de la antigua Atenas, cultura de la cual también aprendimos sobre la democracia y sobre el arte de la oratoria, que mucho en está ligada a la abogacía.

En Atenas, eran los mismos ciudadanos, los que se defendían a sí mismos, pero existían también, los que les escribían los discursos, que por lo general eran los mejores oradores del lugar. Estos oradores que también eran buenos escritores, fueron quienes comenzaron a ofrecer a los ciudadanos el representarlos durante los ligios, quizás para evitar que destrozaran sus escritos o porque ellos sabrían cómo improvisar mejor en caso de que el contrincante fuera mejor orador que ellos.

También están los que dicen que los primeros abogados nacieron en Roma, porque allí las leyes estaban organizadas de forma diferente que en Atenas pero no todos las conocían perfectamente, entonces “hacían un llamado” (que podría ser la traducción del término latino advocatus) a estas personas para que los asesoren durante sus litigios. Un dato curioso es que entre los romanos se permitía ser abogadas a las mujeres de clase alta y entre ellas una de las más destacadas fue Calpurnia.

Y si a las pruebas nos remitimos… el primer texto en castellano donde se define a la abogacía es en las Siete Partidas de Alfonzo el Sabio, definición que también les atribuía todas las tareas relacionadas con las herencias, los testamentos y todo lo vinculado con las leyes.

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